Yo fuí un don nadie. Tímido. Prefería ocultarme y no hacer nada, a quedar en ridículo. De niño y joven, siempre me imaginaba que las cosas iban a salir mal, y que sucederían cosas terribles. Un dizque psicoanalista dijo que por temor a ser sociable, inventé amigos imaginarios haciendo caricaturas ridículas, durante toda mi juventud. Estudié en colegio militar de varones, así que mi experiencia con chicas fue muy mala. Cuando conocía alguna, no sabía qué hacer ni qué decir, y adoptaba una absurda postura de indiferencia. Para remate, no me gustaba bailar. La chica que a mi me gustaba jamás me tomaba en cuenta, en lo mínimo, pero las que no me gustaban, eran las que siempre me buscaban, y era objeto de risas y comentarios. Hasta yo me río. Creo que la soledad me llevó a los brazos de la música. La guitarra de casa fue mi primer amor juvenil. Cumplida la mayoría de edad, un guardián de carros, me conversó de su favorable progreso personal, y me recomendó inscrib...