El pajarillo que encontró su libertad

Este es un pedacito de mi vida, que ocurrió en una de nuestras tantas idas a la ciudad de Milagro, Ecuador, específicamente en un chongo, en otras palabras, un prostíbulo en mi país. Este prostíbulo era grande, parecía un complejo recreacional, con mesas de billar, barras, y todo eso. 

Qué cómo fuí a parar ahí?  Pues por curiosidad, ganas de ver y de sentir una diversión netamente machista.  Con mis dos amigos, Orlando y Lucho, nos dimos una vuelta por el recinto y veíamos trabajadoras de toda clase: bonitas, feas, jovenes, viejas, flacas, gordas, oxigenadas, prietas.  En fin, para todos los gustos. 

Después de que nos atendieron, ingresamos a un gran techado de cañas guadúas, y hojas secas de palma, donde había música y estaba la rubia más rica de todo el lugar: la cerveza. 

En un momento determinado, la potente música del DJ del lugar paró, y se escuchó un chillido muy fuerte que venía desde lo alto del techado. Todos caímos en cuenta que se trataba de un pajarillo, que en lo alto de la cabaña, pendía de una piola, enredado en una de sus patas. Y volvió a sonar la música. 

El pequeño prisionero aleteaba, se esforzaba por escapar, pero era en vano. Cansado y rendido, se dejo caer, y columpiaba del hilo desde lo alto de la caña través de la cabaña. 

Lo empujaron con un gran escobillón, y nada. De tiempo en tiempo, el pobre recobraba fuerzas y volvía a volar luchando contra la piola, pero era inútil.  De pronto se acercaron unos muchachos a arrojarle piedras, las cuales afortunadamente no le atinaron. 

Había una caña gruesa que servía de pilar del techado, y decidí subirme para liberarlo. En ese momento, no sé qué me pasó, pero creí que podía hacerlo. La verdad, estaba algo alto el lugar, y cual si fuera un mono, me fui encaramando por la caña vertical, pero ya casi al llegar me faltaron las fuerzas, y desde abajo, alguien, con ese largo escobillón, me lo puso de apoyo, y así me pude impulsar y llegar.

Cuando alcancé la caña que hacía de viga, me acosté sobre ella y lentamente me fuí hacia el lugar donde estaba el pajarillo. Reconozco que tuve miedo de caerme, pero llegué. El se asustó y volvió a aletear. Tomé la piolilla y la halé suavemente hacia mis manos. Agarré al pajarito y le revisé la patita.   Estaba muy enredado!   Y en sus esfuerzos por escapar, se había lastimado un poco. 

Me tomó algo de tiempo liberarlo, cuidando de que no se lastime más y, sobretodo, de no caerme.  Cuando al fin conseguí liberarle, lo tuve entre mis manos, y el pajarillo se volvía más humilde, más pequeño, resignado...

Entonces abrí mis manos y dije: 

-  Vuela, libre!!...

Y sentí la brisa de su aleteo cerca de mi rostro. El prisionero se alejaba poco a poco hacia la libertad. Me perdí un momento mirándolo. Me imaginaba la emoción de aquel pajarillo, libre en aquel día soleado!.   Cuando mis sentidos regresaron a la realidad, escuché el aplauso más bonito de todos los que he recibido. Abajo todos me estaban aplaudiendo. Sentía mi pecho y mi corazón lleno de paz, de bondad y de amor hacia la naturaleza y hacia la generosidad humana. 

Bajé, y regresé a la mesa con mis compañeros. Al sentarme, un desconocido me dijo:

- Flaco, pídete una cerveza. Yo te la pago.

Y esa fue mi recompensa material.

¿Han escuchado la canción "Blackbird" de the Beatles?  Es muy hermosa. Quise asociar esta historia con aquella canción, llevándola al español y le puse por título "Pajarillo".  



Comentarios

  1. Joel Marquezagosto 31, 2011

    Blackbird singing in the dead of night
    take these broken wings and learn to fly
    All your life, you were only waiting
    for this moment to arise.
    Espectacular, amigos, está muy linda la canción, los artículos. Nacho, me gustaría ayudar con algunos temas para el blog.

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  2. Ana María Quintoagosto 31, 2011

    Excelente artículo. El valor de la vida no tiene precio. Te felicito.

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  3. Soraya Mendietaagosto 31, 2011

    El título está medio guaso, pero de pronto solo fue para llamar la atención de tanta gente que le gusta leer cosas así, la historia es muy interesante y creo que todos debemos ayudar a los debiles. Los animalitos son nuestros hermanos.

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  4. Sara Cevallos Ochoaseptiembre 01, 2011

    Al escuchar la canción me vienen tantos recuerdos de mi niñez, porque tuvimos un pajarito por muchos años y un dia la puerta de la jaula se dañó y pese a que nunca le faltó nada, ni cuidados ni alimentos, nada, el igual se escapó y yo vi cuando se fue y nunca mas volvi a verle. No se si el pudo sentir mi afecto, pero si se que ese animalito quiso ser libre toda su vida. No compren animalitos para tenerlos enjaulados, gracias.

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  5. No se como puede haber gente que le guste tener animales en cautiverio. muy buen mensaje Luis

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  6. Querida Normita, ja, ja, ja. Este mensaje no lo escribí yo. Lo hizo Nacho, eso le pasó a el en la vida real. Pero bueno, te acepto el comentario.

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  7. Fabián Almeida M.septiembre 06, 2011

    A ESO LLAMARÍA TÍTULO VENDEDOR...
    VEN, ENTRA, LEE Y CAMBIA TU MODELO MENTAL...
    ESTO ES MENSAJE DE VIDA...
    UN ABRAZO PRIMO...!

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  8. Siempre admire de ud. mi pana,esa singularidad para decir las cosas,como sacadas del guion de
    "La sociedad de los poetas muertos"...
    "Muéstrame un corazón que esté libre de necios sueños, y te enseñaré a un hombre feliz"....y ud.siempre estuvo libre de necios sueños...y ahora tiene una banda igualada.....aviseme cuando tengan algun concierto....nunca olvidare la epoca cuando otro de tus grupos tocaba en "El meson" (ahora vivo a 20 mts de ese local)...que tiempos aquellos.....un abrazo....Jorge Jimenez

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  9. La canción "Pajarillo" gue grabada en el 2011, es un solo de arpegios en la guitarra y la voz de Nacho. Según él, lo de la historia pasó en 1998, y los amigos son Luis Velasco y Orlando Pelayo. Lo curioso es que a su hija pequeña, el le dice de cariño "pajarillo".

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