No jodan... la música es libre!...

jueves, 5 de enero de 2012

No me dejan ser músico!


Existen en la sociedad personas a las que no les gusta que los demás sean libres y felices.
Prefieren verte dándolo todo, pero frente a una máquina, en una fabrica, haciendo un trabajo repetitivo y monótono, que te aplasta el alma.
Y aún mejor, estudiando... para ser abogado, contador o ingeniero.  Al final, otro servidor sumiso de los que tienen dinero.

martes, 22 de noviembre de 2011

La patita


La patita
de canasta y con reboso de bolita
Va al mercado
A comprar todas las cosas del mandado
Se va meneando al caminar
Como los barcos en alta mar

La patita
Va corriendo y buscando en su bolsita
Centavitos
para darles de comer a sus patitos
Porque ella sabe que al retornar
Toditos ellos preguntarán:
¿Que me trajiste mamá? ¡quak - quak!
¿Que me trajiste? ¡quará - quak - quak!

La patita - como tú -
De canasta y con reboso de bolita - como tú -
Se ha enojado - como tú -
Por lo caro que está todo en el mercado
Como no tiene para comprar
Se pasa el día en regatear

Sus patitos
van creciendo y no tienen zapatitos
y el esposo
es un pato sinvergüenza y perezoso
Que no da nada para comer
y la patita, pues qué va a hacer
Cuando le pidan contestará
Coman mosquitos!
¡Quará - quak - quak!

Mientras los músicos toquen yo cantaré al Señor con todo el corazón

Esta es la historia de una jovencita que perteneció a una familia patricia de Roma, y por lo tanto, era culta y tenía gusto y afición por ejecutar los instrumentos musicales de aquel tiempo.  Ella, desde muy pequeña había sentido mucha inclinación al cristianismo, y por eso, tomó una íntima decisión que la llevaría a ser una huésped de la eternidad:  Había consagrado a Dios su virginidad.  Su nombre era Cecilia.  Su padre, romano, que veía las cosas de un modo diferente, decidió casarla con un joven patricio llamado Valeriano. El día del matrimonio, en tanto que los músicos tocaban y los invitados se divertían, Cecilia se sentó en un rincón a cantar a Dios en su corazón y a pedirle que la ayudase.  Cuando los jóvenes esposos se retiraron a sus habitaciones, nupciales, Cecilia, armada de todo su valor, le dijo dulcemente a su esposo: 

- Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí. 

Valeriano replicó: 

- Muéstramelo.  Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides. 

Cecilia le dijo: 

- Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo verás al ángel. 

Valeriano accedió y fue a buscar al obispo Urbano, quien se hallaba entre los pobres. Urbano le acogió con mucha alegría. Entonces se acercó un anciano que llevaba un documento en el que estaban escritas las siguientes palabras: 
Un solo Señor, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todo y en nuestros corazones.
Urbano preguntó a Valeriano: 

- Tú... ¿Crees esto? 

Valeriano respondió que sí y Urbano le confirió el bautismo. Cuando Valeriano regresó a donde estaba Cecilia, vio a un ángel de pie junto a ella!..  El ángel colocó sobre la cabeza de ambos una guirnalda de rosas y lirios, coronándolos como esposos.  
Al poco tiempo después llegó Tiburcio, hermano de Valeriano y los jóvenes esposos le ofrecieron también una corona inmortal si renunciaba a los falsos dioses romanos.  Tiburcio se mostró incrédulo al principio y preguntó: 

- ¿Quién ha vuelto de más allá de la tumba a hablarnos de esa otra vida? 

Cecilia le habló largamente de Jesús. Tiburcio recibió el bautismo, y al punto vio muchas maravillas. Desde entonces, los dos hermanos se consagraron a la práctica de las buenas obras tanto así, que después de tanto, ambos fueron arrestados por haber sepultado los cuerpos de los mártires.  
Almaquio, el prefecto y perseguidor de los cristianos, ante el cual comparecieron, empezó a interrogarlos., pero las respuestas de Tiburcio le parecieron, desvaríos de loco. Entonces, volviéndose hacia Valeriano, le dijo que esperaba que le respondan en forma más sensata. Valeriano replicó que tanto él como su hermano estaban bajo cuidado del mismo médico, Jesucristo, el Hijo de Dios, quien les dictaba sus respuesta.  En seguida comparó, con cierto detenimiento, los gozos del cielo con los de la tierra; pero Almaquio le ordenó que cesase de disparatar y dijese a la corte si estaba dispuesto a sacrificar su vida a los dioses romanos para obtener la libertad. Tiburcio y Valeriano replicaron juntos: 

- No, no sacrificaremos a los dioses, sino al único Dios, al que diariamente ofrecemos sacrificio. 

El prefecto les preguntó si su Dios se llamaba Júpiter. Y Valeriano respondió: 

- Ciertamente no. Júpiter era un libertino infame, un criminal y un asesino, según lo confiesan vuestros propios escritores. 

Indignado, el prefecto los mandó a azotar.   Ellos hablaron en voz alta a los cristianos presentes: 

- ¡Cristianos romanos, no permitáis que mis sufrimientos os aparten de la verdad! ¡Permaneced fieles al Dios único, y pisotead los ídolos de madera y de piedra que Almaquio adora! 

A pesar de todo, y por ser romanos, el prefecto tenía aún la intención de concederles un respiro para que reflexionasen; pero uno de sus consejeros le dijo que emplearían el tiempo en distribuir sus posesiones entre los pobres, con lo cual impedirían que el Estado las confiscase. Así pues, fueron condenados a muerte. La ejecución se llevó a cabo y con ellos, el mismo funcionario de Almaquio, llamado Máximo, el cual, al estar viendo la fortaleza de estos dos mártires, en el mismo momento de la ejecución, también se declaró cristiano, y fue torturado junto a ellos.  Cecilia sepultó los tres cadáveres. Fue muchas veces fustigada para desistir de la fe, por ser romana. Pero en vez de eso, ella convirtió a los que la inducían a hacerlo, tanto así, que el Papa Urbano fue a visitarla en su casa y bautizó ahí a 400 personas, entre las cuales se contaba a Gordiano, un patricio, quien años después estableció en la misma casa de Cecilia una iglesia. 
Los funcionarios de Almaquio, apresaron a Cecilia, y durante su juicio, el mismo Almaquio discutió detenidamente con ella. Su actitud le enfureció, pues ésta se reía de él en su cara y le atrapó con sus propios argumentos.  Finalmente, Almaquio la condenó a morir sofocada en el baño de su casa. Pero, por más que los guardias pusieron en el horno una cantidad mayor de leña, Cecilia pasó en el baño un día y una noche sin recibir daño alguno. Como sobrevivió, la pusieron en un recipiente con agua hirviendo, pero también permaneció ilesa en el ardiente cuarto. Por eso el prefecto decidió que la decapitaran allí mismo. El ejecutor dejó caer su espada tres veces pero no pudo separar la cabeza del tronco. Huyó, dejando a la virgen bañada en su propia sangre.  Cecilia pasó tres días entre la vida y la muerte. En ese tiempo los cristianos acudieron a visitarla en gran número. Al morir, fue sepultada junto a la cripta pontificia, en la catacumba de San Calixto. 
En el año 1594 el papa Gregorio XIII la canonizó y le dio oficialmente el nombramiento de Santa Cecilia, por «haber demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música.»  Aparte de esto, se dice que la reputación artística de Santa Cecilia fue, probablemente, el resultado de una mala traducción de las Actas de Santa Cecilia, en donde dice en latín:

Venit díes in quo thálamus collacatus est, et, canéntibus organis, il·la Cecilia virgo in corde suo soli Domino decantábat dicens: Fiat Dómine cor meum et corpus meus inmaculatum et non confundar.

(Vino el día en que el matrimonio se celebró, y, mientras sonaban los instrumentos musicales, ella la virgen Cecilia en su corazón a su único Señor cantaba diciendo: Haz, Señor, mi corazón y mi cuerpo inmaculados y no sea yo defraudada.)

La palabra latina órganis es el plural de órganum, que significa ‘instrumento musical’ se tradujo como ‘órgano’.   Entonces la frase: "mientras sonaban los instrumentos musicales, ella le decía al Señor" se volvió "ella cantaba y se acompañaba con un órgano". 
Y así Santa Cecilia se volvió patrona de la música, y a partir del siglo XV se empezó a pintar a la santa cargando un pequeño órgano u otros instrumentos (un clavicémbalo, un laúd, etc.).  
A través de los siglos, la figura de Santa Cecilia ha permanecido venerada por la humanidad con ese padrinazgo. Por alguna razón, en algunos textos el 22 de noviembre aparece erróneamente como su fecha de nacimiento (aunque la tradición señala que se trata del día de su muerte), que ha sido adoptada en muchos países como el Día de la Música.   Desde el siglo XVII en Francia, Italia y Alemania se celebraba su día con festivales musicales. 
En 1683, la Sociedad Musical de Londres estableció los festivales anuales del Día de Santa Cecilia, donde hasta el día de hoy participan los más grandes compositores y poetas británicos.   Aquella iglesia creada en la casa de Cecilia, que después, el mismo Papa Urbano consagró, a Santa Cecilia, es ahora la actual Basílica Santa Cecilia en Trastévere.  
En 1599, el cardenal Sfondrati restauró la iglesia en honor a la Santa en Transtévere y volvió a enterrar las reliquias de los cuatro mártires.  Se cuenta que, en ese año se permitió ver el cuerpo de Santa Cecilia al escultor Maderna, quien esculpió una estatua de tamaño natural, muy real y conmovedora. 
No estaba de espaldas como un cadáver en la tumba, sino recostada del lado derecho, como si estuviese en la cama, con las piernas un poco encogidas, en la actitud de una persona que duerme.


Hoy, la estatua se halla en la misma Iglesia de Santa Cecilia, bajo el altar, próximo al sitio en el que se había sepultado nuevamente el cuerpo en un féretro de plata.  Sobre el pedestal de la estatua puso el escultor la siguiente inscripción:
He aquí a Cecilia, virgen, a quien yo vi incorrupta en el sepulcro. Esculpí para vosotros, en mármol, esta imagen de la santa en la postura en que la vi.
Esta historia ha sido repetida con tanto cariño durante muchos siglos, y data aproximadamente de fines del siglo V.   No se puede decir que sea verídica ni fundada en documentos auténticos, pero lo único que sabemos con certeza sobre San Valeriano San Tiburcio es que fueron realmente martirizados, al igual que San Máximo.  Juntos con Santa Cecilia  forman el grupo de los Cuatro Santos Coronados.  No olvidemos, de ella, que...
Mientras sonaban los instrumentos musicales, ella en su corazón a su único Señor cantaba.

 por Miguel Castro M.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Canción para Mayra

Video grabado el 18 de noviembre del 2011

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Que todo se vaya al infierno


De qué sirve el cielo azul
y el sol brillando más
Si no has de volver a mí
¿por que voy a esperar?
pero aun te tengo
en mis pensamientos
y por tu ausencia,
siempre es todo un tormento
y ya no sé que hacer
Y aunque yo te este esperando,
sé que todo se largó al infierno..

De qué sirven cartas
si ya ni un beso te doy?
Si dentro de mi auto
con la soledad estoy
Dónde sea que vaya
todo es tan triste
No me interesa
lo demás que existe
y ya no se qué hacer!
Y aunque yo te esté esperando...
Sé que todo se largó al infierno...

No soporto más 
que estés lejos de mí
tengo que tratar
de no seguir así
pero no sé qué hacer

Aunque yo siga esperando
sé que todo, se largo al infierno
Wooooo...
sé que todo, se largo al infierno

No soporto más 
que estés lejos de mí
tengo que tratar
de no vivir así
pero no sé qué hacer

Aunque yo siga esperando
sé que todo, se largo al infierno
Wooo!
sé que todo, se largo al infierno
Wooo!
sé que todo, se largo al infierno

domingo, 6 de noviembre de 2011

Pájaro chogüí


Cuenta la leyenda que en un árbol
se encontraba encaramado un indiecito guaraní,
que sobresaltado por los gritos de su madre
perdió apoyo, y cayendo se murió.
Y que entre los brazos maternales
por extraño sortilegio en chogüí se convirtió.

Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí,
cantando está, mirando allá,
llorando y volando se alejó.
Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí,
que lindo va, que lindo es
perdiéndose en cielo guaraní.

Y desde aquel día se recuerda al indiecito
cuando se oye como un eco a lo chogüí,
ese canto alegre y bullanguero
del gracioso naranjero que repica en su cantar.
Salta y picotea las naranjas
que es su fruta preferida, repitiendo sin cesar.

Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí,
cantando está, mirando allá,
llorando y volando se alejó.
Chogüí, chogüí, chogüí, chogüí,
que lindo va, que lindo es
perdiéndose en cielo guaraní.

martes, 1 de noviembre de 2011

Las extrañas criaturas que habían en mi cuarto

Debo reconocer que cuando fui niño tenía un terrible miedo a la oscuridad y a la soledad. Lo peor de todo es que tenía una gran imaginación y sentía que por todas partes era foco visual de criaturas muy extrañas que me observaban para ver qué hacía...

Hubieron días en los que me portaba malcriado y mi abue me relataba los trabajos del cuco..  No sabía la forma del cuco, pero lo reconocería inmediatamente si en la noche escuchaba su macabra y espeluznante voz, o peor si llegaba a verlo en la oscuridad.

Crecí con esos miedos. La cosa fue empeorándose porque por más que trataba de desvelarme para enfrentarme de una buena vez a esos monstruos, siempre me quedaba dormido y suponía que ellos, entonces aprovechaban para salir a observarme dormir, con una mano en la barbilla y la otra rascándose la cabeza...

Le conté mis problemas a mi abuelita y ella me respondía con refranes o historias que me dejaban peor.  Mis padres creían que con una reprimenda fuerte se me iban a quitar esas ideas, pero lo único que lograron es hacerme notar de que con ellos no podía contar. Como dije: crecí con esos miedos.

Hace pocos días investigué sobre los miedos de los niños y hallé ésto:

Los miedos forman parte del aprendizaje de un niño, son algo transitorio que le ayuda a madurar. Aparecen y desaparecen. No es nada malo sino como algo normal que se superará con el tiempo.

El miedo a los monstruos es una señal de que algo en la vida del niño no va bien del todo. Puede que esté viviendo una situación traumática, como la muerte de un familiar, el divorcio de los padres, o es posible que haya visto una película que le haya impresionado o que haya reñido con alguien. El caso es que una fuerte emoción ha abierto la puerta a imágenes mentales de monstruos, que aparecen por la noche... porque ésta le hace sentirse más vulnerable: Está solo e indefenso.

Los monstruos no son reales, pero el miedo sí, por eso hay que escuchar al niño cuando está asustado.
Un hijo necesita tu protección para sentirse seguro. Aún no ha desarrollado la individualidad y no es capaz de soportar la soledad. El momento de ir a dormir es propicio para que despierten sus miedos, ya que implica quedarse solo y con la luz apagada (o casi).

Demuéstrale a tu hijo que no hay monstruos en su cuarto: mira debajo de su cama, detrás de la puerta... Todo esto hazlo con paciencia y buen humor. Se trata de relajar al pequeño, no de ponerle más nervioso. Explícale que los monstruos no existen y que solo están en su imaginación. Pídele que te cuente qué le da miedo (al verbalizarlo sentirá menos temor) e intenta relativizarlo, pero nunca te burles de lo que te diga. Es importante que tu hijo se sienta respaldado por su entorno más cercano. Si te llama, es porque tiene miedo. Debes acudir a su lado y, antes de irte, dejarle un muñeco para que se sienta protegido al abrazarlo. Tener una foto tuya en la mesilla también le reconfortará.

En mi caso, las cosas terminaron mal.  Llegué a ser de ésos que duermen con la luz encendida.  Un día, me saltó nuevamente el temor cuando se me ocurrió imaginarme y preguntarme: 
"¿No será que los marcianos nos observan desde su planeta por los focos eléctricos!??..." 
Toda esa psicosis me llevó a escribir una canción llamada "Criaturas extrañas", una de las primeras que hice la misma que les invito a escuchar haciendo click en este enlace.


lunes, 31 de octubre de 2011

domingo, 30 de octubre de 2011

Pancho López


Nació en Chihuahua en novecientos seis
en un petate bajo un ciprés,
A los dos años ya hablaba inglés,
mató a dos hombres a la edad de tres.

Pancho, Pancho López,
chiquito, pero matón.
Pancho, Pancho López,
chiquito, pero matón.

A los cuatro años sabía montar,
La carabina sabía pulsar,
A treinta yardas lo vi apagar
un ojo a un piojo y sin apuntar.

Pancho, Pancho López,
valiente como un león.
Pancho, Pancho López,
valiente como un león.

A los cinco años sabía cantar,
tocar guitarra y hasta bailar;
y su papá lo dejaba fumar
y se emborrachaba con puro mezcal.

Pancho, Pancho López
a la cárcel fue a parar
Pancho, Pancho López
a la cárcel fue a parar

A los seis años se enamoró,
luego a los siete, pues, se casó,
lo que tenía que pasar pasó,
y a los ocho años papá resultó.

Pancho, Pancho López
se fue a la revolución
Pancho, Pancho López
se fue a la revolución

Aquí la historia se terminó
porque a los nueve Pancho murió.
La moraleja de la historia es:
"No vivas la vida con tanta rapidez"

Pancho, Pancho López,
viviste como un ciclón,
Pancho, Pancho López,
viviste como un ciclón.



Letra y Música: Lalo Guerrero
Adaptación:  Soraya Mendieta
Canta:  Nacho
(c) 2013

martes, 25 de octubre de 2011

viernes, 21 de octubre de 2011

Oh, Jesús del Gran Poder
(canción)


Oh, Jesús del Gran Poder!
Padre Nuestro de los cielos. 
Tu me puedes conceder 
fe, prodigios y consuelo. 
Tu me puedes conceder
fe, prodigios y consuelo.

Por la corona de espinas
que traspasa tu cabeza. 
Tus bendiciones divinas
alivien nuestra pobreza. 
Por la cruz pesada y dura
que tus espaldas oprime. 
En las horas de amargura
danos la paz que redimes. 

Oh, Jesús del Gran Poder!
Padre Nuestro de los cielos
Tu me puedes conceder
fe, prodigios y consuelo. 
Tu me puedes conceder
fe, prodigios y consuelo. 

Ante tu divino rostro
por mis culpas afeado
humildemente me postro
confesando mi pecado. 
Por las lágrimas salobres
que resbalan de tus ojos.
Enjuga las de los pobres
que van luchando entre abrojos. 

Oh, Jesús del Gran Poder!
Padre Nuestro de los cielos
Tu me puedes conceder
fe, prodigios y consuelo. 
Tu me puedes conceder
fe, prodigios y consuelo. 

Vas subiendo hacia el suplicio
con pie fatigado y quedo. 
Fortaléceme propicio. 
Al cumplir tu ley no puedo. 
Con la túnica encendida
con que la Virgen te viera
de virtudes, revestida..
Vuele mi alma cuando muera. 

Oh, Jesús del Gran Poder!
Padre Nuestro de los cielos
Tu me puedes conceder
fe, prodigios y consuelo. 
Tu me puedes conceder
fe, prodigios y consuelo.

Si mi orgullo y mi insolencia
en tierra e hizo caer,
te levantas con clemencia. 
Oh, Jesús del Gran Poder!
Esa belleza inefable,
de los ángeles encanto. 
Y esa mirada adorable. 
Con mi fe y amor, te canto...

Oh, Jesús del Gran Poder!
Padre Nuestro de los cielos
Tu me puedes conceder
fe, prodigios y consuelo. 
Tu me puedes conceder
fe, prodigios y consuelo.


Letra y Música: Fray Francisco Fernández, ofm.
Canta: Nacho 
(c) 2012