
En alguna conversación, Paúl comenta que él conoce a un amigo con un estudio musical casero, en donde, para amortiguar el sonido de los ensayos, había pegado cubetas de huevo por todas las paredes. Pensando en darle una mejor utilidad a la oficinita, para que sirva de lugar de ensayos y para no hacer tanto ruido por el sonido de la batería o de los amplificadores, se inicia con la adecuación del estudio.
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