Y.. puede cantar tu pájaro?..

Les contaré de aquel muchacho tímido que visitaba a su enamorada en casa, ya que sus padres la cuidaban mucho y no la dejaban salir. 

Sus padres eran algo rígidos en su forma de pensar, así que ella sólo podía quedarse hasta las 11 de la noche, junto a él en el jardín, conversando muchas cosas, pues de lo contrario, había un papá muy enojón que salía a decirle:

- Ya pues, ya son las once!...  Qué más?..   Mañana hay trabajo!...  A qué hora te piensas ir? 

O si no, una mamá muy informativa que le decía:

- Yaaaa niñaaaa...   Ya son casi las onceeeee...  Tu papá se enojaaaaa...

Lo peor, es que no podían besarse, porque había siempre un ojo fisgón tras la puerta, y en más de una ocasión les sorprendieron en las intenciones de hacerlo.  A lo mucho se agarraban las manos, y se decían cosas pero muy, muy bajito. Tal parece, que este silencio, hacía sospechar al papá, que en un momento intempestivo abría la puerta despacio y se veía su ojo proyectando láseres sobre ellos. 

El chico se daba cuenta de esa vigilancia y rápidamente retiraba las manos y decía muy bajito:

- Uy, uy, uy, uy, uy, uy, uy...

Pero, la verdad era que, entre tanta vigilancia y control, habían momentos en los que se cansaba el celador, y ahí aprovechaban.

A veces, y por molestar, después de un beso, él la miraba y decía:

- Uy, uy, uy, uy, uy, uy... 

Y ella se reía, porque sabía que se refería a su papá mirando por la abertura de la puerta.  Y esa fue la razón por la que la relación entre ambos no prosperó. El muchacho simplemente se cansó de ir a visitarla, porque ella discutía mucho con sus padres por ese control asfixiante que le daban.   Y un día terminó la triste historia de ese romance, que pudo haber sido muy bonito.

Muchos años después, ellos se encontraron y recuerdan con sonrisas esos momentos locos.  La verdad.. no me da vergüenza escribirlo, pero esa chica era yo.  Después de ese chico, claro está que tuve otros enamorados... y creo... que con otro también pasó lo mismo.

Hoy, el hombre del ojo controlador, se ha ido. Cumplió su ciclo vital.  

Mi mamá, recuerdo, que en una ocasión, me preguntó qué había pasado con el muchacho que venía a verme y que "hacía como pajarito".  Esa pregunta me asombró de gran manera y le pregunté a quién se refería.  Ella me respondió: 

- Ése flaco que se quedaba fuera contigo, y a veces se le escuchaba que hacía "Chui-chui-chui-chui!" 

Reconocí de quién se trataba y le dije que no lo había vuelto a ver y que no quedaba nada.

En China, hay un cuento de una princesa a quien venía a visitarla un pajarito a su balcón.  Me figuro en imaginar a ese muchacho como el pajarito que una noche dejó de venir a encontrarse conmigo en el jardín de mi casa... 
Aquel pajarito, que era mío, dejó de venirme a cantar.
Hoy el internet me ha permitido encontrarlo y todo es muy diferente.  Hemos vuelto a ser amigos, y en los años que nos perdimos leí que escribió algunas canciones por afición.  Escuchando algunas y analizando su contenido, me encontré con una de ellas, cuyo título es "Me debo ir"

Estoy segura que allí detalla estos momentos, que vivió conmigo, y sin saberlo, o no sé si con alguna intención, acopló su letra a la música de una canción de The Beatles, titulada "And your bird can sing?" (traducido su título dice: "Puede cantar tu pájaro?") 

Me gusta mucho la canción.  Y la misma, hizo revivir aquellos momentos en el jardín del portal de mi casa en aquellos años..., y aquí se los he contado para recibir sus comentarios y opiniones. 



Alba Garcés Ch.

Paqueveas