"Aquí me pongo a cantar, al compás de la vigüela...".
Su vida, es como una melodía, está llena de notas altas y bajas. Lo que se relata allí es cantado con una guitarra. Nos canta sus penas. Nos cuenta sus desventuras. Las injusticias en la dura vida del gaucho y cómo lo obligan a dejar su hogar.
La guitarra, es su fiel compañera. En cada verso, la guitarra de Fierro se convierte en su voz, su refugio y su arma contra las injusticias. Su canto se alza contra los abusos, defendiendo la libertad y la dignidad. Las injusticias lo llevan por un camino de rebeldía, pero su alma de cantor nunca se apaga.
En su camino, encuentra a Cruz, otro gaucho con quien comparte penas y esperanzas, y juntos, sus cantos se entrelazan.
Martín Fierro, más que un gaucho, es un cantor que nos deja un legado de valentía, amistad y amor por la libertad. Es un gaucho rebelde, que lucha contra las injusticias, y su canto es un arma contra la opresión. A pesar de las dificultades, Fierro nunca pierde la esperanza, y su canto es un mensaje de esperanza para todos. Fierro ama a su familia, a su tierra y a su libertad, y su canto es una expresión de ese amor.
Fierro encuentra en Cruz un amigo leal, y su canto es un homenaje a la amistad. Fierro es un gaucho argentino, y su canto es una expresión de la identidad gaucha. Fierro lucha por la libertad, y su canto es un grito de libertad. El canto de Martín Fierro sigue resonando en la pampa, y su mensaje de libertad y justicia sigue vigente.
Una frase muy emotiva encontrada en el libro es "Vine a este mundo a cantar...", misma que sirvió ya hace unos años para que Nacho hiciera la canción con el mismo nombre.
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