Terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja

Así reza un proverbio, muy antiguo, que aunque no haya sido compuesto en ambientes religiosos, hay que considerar que su origen italiano puede indicar alguna influencia de la Iglesia, porque en el fondo está planteando una realidad que nos toca directamente:
Ante Dios todos somos iguales, y así hayamos tenido muchos privilegios, al final iremos donde él para presentar nuestras obras y ser juzgados por su amor.
Y aquí tenemos que recordar aquella frase de Jesús:
“Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá” y
“al que cree tener, se le quitará hasta lo que crea tener”
Significa que en el juicio final el amor será el código que se nos aplicará para evaluar nuestro obrar, en lo mucho o poco que se nos haya confiado hacer.
Será la misma caja donde el rey, la reina, y el resto de los mortales iremos a presentar nuestras obras con el fin de estar eternamente en el Reino de los Cielos prometido.
Asume con responsabilidad tus funciones, seas rey o peón, y en tu actuación deja transparentar la fe que te mueve a hacer el bien para ganarte el derecho a ir al Cielo.
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