Oh, Jesús del Gran Poder!

En el año 2008, el 22 de octubre, Nacho escuchó la canción en el coro de los fieles asistentes en la Iglesia de San Francisco. Para Nacho, esta canción surgió en un momento intenso de su vida. Decidió asistir a la novena cada año desde entonces, y en el año 2012 decidió grabar su interpretación voluntaria con su celular. Es decir, que la grabación de esta canción se hizo en dos etapas. Una, en vivo, como homenaje a la Novena del Jesús del Gran Poder en Guayaquil, y la otra en estudio: una parte fue cantada y tocada por Nacho, con guitarra acústica, grabada desde un celular al ambiente, con el eco de la iglesia, y luego, le aumentó los otros instrumentos como el piano, la flauta y el pandero, en el estudio de Discos Lagarto, que estaba en casa. El resultado fue grandioso. Realmente fue una gran canción que deja entrever calidad musical.  Todas las imágenes del vídeo fueron recopiladas por Dender Valente, quien lo editó y lo compartió en redes sociales.  Es uno de los vídeos más visitados y escuchados en Youtube y en el sitio web.  Esperamos que les guste.

Historia del tema

Un tema religioso creado por Fray Francisco Fernandez, ofm creado en el año de 1961 cuando hubo, en el interior del convento de San Francisco en Quito, el llamado Capítulo Conventual. Una reunión de algo más de 60 frailes, entre estudiantes, hermanos no clérigos y sacerdotes, para idear la primera procesión de Jesús del Gran Poder.

Con esa manifestación de fe se recordaría la muerte de Jesús. Así que, tras varias horas de conversaciones, se concluyó que la escultura de Jesús Nazareno, diseñada en el siglo XVII y con palo de balsa, saldría por las calles de Quito para lograr adeptos.

"La emoción era enorme entre los organizadores de la primera procesión", rememora fray Luis Bastidas, guardián del convento de San Francisco. Y lo recuerda como si fuera ayer porque él, en aquel entonces, estaba en el grupo de estudiantes; cursaba el primer año de Filosofía.

“Ya se pueden imaginar cómo fue la primera procesión, el primer entusiasmo, el primer amor...”, agrega. "Es que estaba llena de sorpresas y también de un aguacero del diablo. Tanto que, tras seis horas de caminar por las calles, llegaron estilando al convento franciscano."

Los estudiantes, en un número de 30, fueron el alma de esa procesión que partió a las 12:00. Unos 15 estaban dentro de la iglesia con el viacrucis y el resto repartido a lo largo de la procesión, con megáfonos en mano.

El actual Guardián del complejo franciscano recuerda que estaba, aún guambrito, por la mitad de la procesión y por el megáfono rezaba el viacrucis, el Rosario y cantaba. Cada compañero hacía su propia procesión porque, para ese tiempo, no había las radios para enlazarse y comunicarse.

En aquella época, los megáfonos eran la tecnología de punta en el mercado, y fueron conseguidos por fray Francisco Fernández, el líder de todo ese evento.

Una anécdota:

Así se llevó mi carga en su cruz

por Hernán Almeida

El 13 de octubre del 2008, nació mi última hija. Al día siguiente de nacida, nos pidieron hacerle un examen clínico especial, porque le habían detectado un problema: Tenía muy elevado el nivel de plaquetas en la sangre.  
Fue algo terrible para mi.  Con un día de nacida, sacarle un tubo de sangre a la bebe.  Y no fue el único!. Hubieron además dolorosos, costosos e inesperados exámenes de sangre. Controles y chequeos médicos diarios hacían de pronto surgir en mi los miedos y temores de que ocurriera algo inusitado.  
Tenía además, mis actividades laborales.  En la empresa en donde trabajaba y entre ellas, pedí ayuda social, para que me permitan realizar un sorteo de un computador ensamblado y costeado por mí, el cual sería el premio de aquella rifa que tuve que organizar para recaudar fondos para el tratamiento de la niña.

La rifa se efectuaría aquel miércoles 22 de octubre del 2008 y para que haya legalidad total, sería con los números terminales de la Lotería Nacional.  Tenía que ensamblar el computador esa noche para entregárselo al día siguiente al ganador.  
Al salir del trabajo me fui al centro de la ciudad a la plaza donde está el edificio de la Lotería Nacional, y publican el resultado del sorteo de las 6 de la tarde. 
Salió el número ganador.  Busqué entre los talonarios de control, y ese número no resultó vendido.  Es decir, no hubo ganador del primer premio de la rifa.  Llamé a mi esposa por teléfono y me dijo que al retirar los últimos análisis y exámenes del tratamiento de la bebe le  indicaron que los resultados eran muy favorables:  se le estaba estabilizando la sangre.

Qué alivio!.. Me sentí reconfortado, y como que me habían quitado un gran peso de encima...  Podía volver a casa tranquilo y utilizar ese dinero para cubrir los créditos del tratamiento.

En la mismo plaza, se encuentra la Iglesia de San Francisco, con sus puertas abiertas y supe, que era un momento muy propicio para dar gracias al Señor por la salud de mi hijita y ayudarme con todo lo que nos estaba agobiando.
Aún no eran las 7 de la noche.  No iniciaba la misa.   Entré a rezar.  A dar gracias por el alivio de esa pesada carga que sentía llevar.  
Al interior, junto al altar, me encontré ante una hermosa representación del Señor que había allí.  Era Jesús, coronado, cargando con la cruz.

Fue, cuando llegó el sacerdote y decidí quedarme a escuchar la misa. Me sorprendí mucho cuando al inicio de la ceremonia el sacerdote dijo:

- Hermanos, sean ustedes bienvenidos al primer día de la Novena en homenaje al Jesús del Gran Poder.

Y fue cuando supe que el Señor, con su Gran Poder... con esa cruz... con su rostro agobiado, su corona de espinas, su cuerpo flagelado...  pero con su inmenso amor, había tomado en su cruz el peso que me estaba aplastando,...  tambien supe que esperaría verme todos los años para participar de su Novena.

Abre tu puerta para que no se moje el Señor!

En 1964, un futbolista conocido como Juan "el Pato" Araujo colgó un día los pupos de centro delantero, al igual que su camiseta y puso un taller en el garaje de su casa.

Tenía una vida próspera cuya felicidad se vio truncada con la grave enfermedad de uno de sus hijos. Lo llevó a los mejores médicos, y gastó dinero sin que hallaran remedio.  Con un hilo de esperanza en su desesperación, acudió muchas tardes a la Iglesia de San Lorenzo, a pedirle al Jesús del Gran Poder, que lo curase.  Un día y otro fue, hasta que el pobre muchacho no resistió más y murió.

Entonces, enrrabietado por el dolor, fue de luto a San Lorenzo y, encarándose con el Jesús del Gran Poder le dijo:

- Señor, vine a que sepas, que no vengo más a verte, porque no has querido salvar a mi hijo. Así que si quieres verme, vas a tener que ir tú a mi casa.

Y se retiró muy furioso y desconsolado.

Pasaron muchos años, se celebró en Sevilla una Santa Misión en la que las imágenes de Semana Santa fueron llevadas a los barrios para una procesión y así fomentar la devoción en el pueblo. Y llevaban al Señor del Gran Poder, sobre los hombros, hacia aquel lugar, para la procesión.

Cuando llegó la noche, inesperadamente inició a llover. Los hermanos que portaban al Jesús del Gran Poder, buscaron de inmediato refugio para la imagen bajo la lluvia. Y vieron la puerta de un garaje.  Dando intempestivos golpes en el portón, bajó el dueño a abrir, y desde dentro preguntó quien era y oyó que le decían desde el aguacero:

- Abra por favor!... Somos de la procesión!... Abra para que no se moje el Señor!

Y resultó ser... que aquel garaje, era el de Juan Araujo.

Y al abrir la puerta y ver al Señor con la cruz a cuestas entrar a su casa, le entró por su cuerpo una sensación de emoción muy distinta a cuando marcaba los goles.  Recordó sus palabras encorajinadas por el dolor, en la Iglesia de San Lorenzo. El Señor del Gran Poder, estaba frente a sus ojos, como cumpliendo un desafío de hombre, y venía a verlo a su casa!..

Juan entonces, cayó de rodillas y lloró, y entendió que el Gran Poder del Señor está en hacer y aceptar su Santa Voluntad.  Y desde entonces no faltó más a las celebraciones en nombre del Señor.