Los perros no escuchan fonógrafos

No hay en la historia del mundo ningún otro perro cuya imagen haya sido tantas veces reproducida. Iniciada como un retrato decorativo, ese animalito quedó convertido en un ser cotidiano, casi en una mascota más dentro de cada hogar. Nos referimos al perro que todavía hoy aparece en las etiquetas de los discos Victor...  

Era un perro mestizo que en 1884 nació en Bristol, Inglaterra, en casa de un señor llamado Mark Barraud. Fue bautizado como Nipper que se entiende como “mordisquitos”. La mascota recibió este curioso nombre por su costumbre de morder los tobillos de cuanta visita fuese al hogar de los Barraud.

Sucede que Mark falleció. Y el perrito entre otras propiedades suyas pasaron a manos de su hermano, Francis Barraud. Francis tenía un estudio fotográfico, era pintor y también era miembro de la Royal Academy of Arts.  Dentro de las posesiones que habían heredado de su difunto hermano, se encontraban un fonógrafo de cilindro, algunas grabaciones de la voz de Mark (su hermano fallecido) y, desde luego, Nipper.

Un día, Francis trasteaba con el fonógrafo de su hermano aquellas grabaciones, y le pareció curioso el peculiar interés que el perrito mostraba oyendo el fonógrafo de cilindros. Cuando emanaba la voz de su hermano Mark, de algunas de las grabaciones, Nipper se acercaba a la bocina y mirándola, la olfateaba y la escuchaba atentamente, ladeando su pequeña cabecita de un lado a otro, como esperando que su anterior compañero saliera del aparato.  La escena se repetiría muchas veces.

Un buen día, Francis tomó una foto de Nipper cuando éste se mostraba atento ante el fonógrafo oyendo la voz de su amo.  Corría el año de 1895 y Nipper fallece en septiembre del mismo año.  Fue enterrado bajo un árbol de moras.  
Francis tuvo la feliz idea de plasmar la fotografía, pintándola en una tela al óleo.

Francis pensó que la Compañía “Edison-Bell” (inventora del fonógrafo a cilindro), podría estar interesada en su cuadro. Fue y se lo presentó a James E. Hough quien lo rechazó y prontamente le dijo:

- “Los perros no escuchan fonógrafos.”

Ante esa negativa, Francis decide colgar el cuadro en una de las paredes de su taller, donde permaneció durante cuatro años.  

El 11 de febrero de 1899, Francis registró la solicitud para obtener los derechos de autor para su cuadro “Perro Mirando y Escuchando un Fonógrafo.”

La pintura terminó siendo adquirida por Mr. Owen, de la compañía Gramophone, con el objeto de que sirviese de propaganda para la empresa.  Costó cien libras, incluyendo los derechos para su eterna reproducción. Pero había que introducir una variante:  la Gramophone editaba discos, no cilindros… ¡Había que variar el aparato de ese cuadro!... 

Francis hizo los retoques necesarios, y así quedó la imagen que tan bien se conoce.  Y para reforzarla, se añadió la frase

His Master’s Voice 
(“la voz de su amo”)

que era el título original del cuadro y que pasó a ser el lema de la marca.

De esta manera, Nipper apareció no solo en las etiquetas de los sellos Gramophone y Victor, sino también en sus subsidiarios: Bluebird, Concert Record Gramophone, De Luxe Record, His Master’s Voice, La Voce del Padrone, La Voix de son Maitre, Monarch Record, Schallplatte Grammophon, Victrola, etcétera.

Hacia 1903 se intentó reemplazarlo por un mono: la idea no prosperó. Tampoco llegó a opacarlo Chipper, su equivalente en cachorro.  Solo Nipper produjo la magia de no ser jamás olvidado por todo aquel que lo viera alguna vez.  Pero todo esto, más otras curiosidades que reunidas sumarían centenares, forman parte de la historia del cuadro antes que de la historia del perrito.  

Lleva más de un siglo enterrado bajo un árbol de moras... pero hoy allí se encuentra la playa de estacionamiento de un banco, y existe una placa que le recuerda al transeúnte que en ese lugar descansan los restos de uno de los perros más famosos y más fieles de la centuria.

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